Blog

Variable Constante

12.06.2021 15:18
Como en el pulso de un beat de variable constante
como subido a la corriente de un río nuevo abriéndose camino
o todo es improvisación o nada es nuevo.
entre el paso firme y la duda sostenida
el ancla no alcanza las profundidades de tus ojos
para no caer en el vaivén de tu mirada.

Una Estrella en la Mirada

12.06.2021 15:17
Vi echar raíz a una estrella
En la pupila de mis ojos
Sumergido en su profundidad
Mientras la fugacidad nos consumía.
Yo me entregué como sustrato
Para que allí floreciera.
En el azul celeste
De los ojos de la primavera confesé
Estoy temblando sin frío
Por la ansiedad del encuentro
Son su cuerpo y el mío
Un espacio perfecto.
Me floreció una estrella en la mirada
Y cada vez que te miro
La eternidad no dura nada.

Una Luna de Aire

12.06.2021 15:16
Una luna
Llena de aire
Empujando el agua
De toda la tierra
Nos enciende
Y frente a tanta profundidad
Lo inmenso se refugia en tus pupilas
Y con el brillo de la noche
Las luciérnagas se miran en el reflejo de tu sonrisa
Mientras yo caigo rendido a la pulsión de tu piel
Enredándome en tus rincones
Esperando ver el amanecer

Entre Tic y Tok

12.06.2021 15:15
¿Has visto todo lo que puede pasar entre un tic y un toc?
¿O la eternidad aún no te ha mirado a la cara?
No es cuestión de finitud, sino de profundidad.
Todo el océano escondido tras una gota.

Corte y Acción

12.06.2021 15:14
Y otra vez aquí debo romper las cadenas del silencio y echarme en voz. Aún no está todo dicho y ya me van a oír.
¿Qué se piensan que soy? ¿Un montón de huesos cobardes envueltos en puñado de carnes tristes tiradas sobre suelo, como una toalla rendida?
¿Qué se piensan? ¿Que no sé temblar de pasión, como la risa salvaje de una hiena? ¿que no soy capaz de apretar los dientes arremangando los mocos y la angustia para salir del dolor?
¿Acaso se creen que no me tiembla una fibra de nervios por cada micromilésima de segundo que respiro despierto? ¿que no me doy cuenta como juegan con el tiempo y las formas mientras acomodan todo a su antojo?
¿Será que todavía les alcanza el tupé para pararse de frente y hacer como si nada?
¿Qué esperaban? ¿que de un momento a otro me abrazase a la adaptación y quedara sin habla y sin opción? ¿que no quisiera desatarme en rebeldía y desprecio por toda su perversión sostenida y ostentada con total impunidad ?
¿Es su tibieza camaleónica acaso, la garantía de su tranquilidad con la que perduran en su discurso?
Ahí están, posando de titiriteros de los engranajes del pavor. Cociendo filas sin fin de esclavitud entrenada para mantener cocidas las filas que sostienen su detallada parodia de la vida. Títeres por acción u omisión de una obra es el desprecio de sí y de todo lo que la compone.
Pero los hilos se cortan, las funciones terminan y las nuevas obras se crean.
Esta vez nos van a oír.
¿Qué? ¿Acaso creían que venía en soledad?
Somos toda la producción y el show.
La que habla es nuestra revancha.
Y venimos por lo que es nuestro.

Rugir y Ronronear

12.06.2021 15:12
Encuadras un trozo de tu esencia
entre el misterio y la seducción.
Rugís y agitas la melena
como invitando a la guerra,
luego, un par de piruetas
y ronroneas cuando se esconde el sol.
Sos el tiempo que te corre
y el tiempo que estás corriendo.
Alter ego de presa y ego de cazador.
El mundo plano te cabe en los ojos
y rezongas por la espera de un tiempo mejor.
Bailando bajo la luna
con la tensión del instinto
y la ansiedad de la intuición.

Otoño Rojo

12.06.2021 15:11
Y ese piso frío y húmedo
es lo único que termina por contener
la caída de la hojas secas
que luego empujará el viento
hacia el ciclo del olvido
condenado por el verde porvenir
de una vuelta anunciada.
Allí donde no queda nada
se enraizará el recuerdo crujiente
de un otoño rojo
a punto de florecer

La ficción de lo sensible - Maximiliano JB Félix

30.06.2016 00:02

Escribo versos que no te gustan, en momentos que no te importan, y sin embargo escribo.

Pienso cosas que no sabes, siento cosas que no te interesan, y sin embargo estoy.

Desde donde yo vengo, desayunar (lo que sea) acompañado y con una sonrisa, no es poca cosa.

El mundo es amplio. 

La gente y su universo interior, siempre tan particular. 

Nosotros, la totalidad.

Es irremediable. 

Es lo que soy, a consciencia y en construcción. 

Soy un mutante entre el mundo y mi voluntad. Una creación conjunta con el cosmos. Yo.

Por eso, acá estoy siendo. Entendiendo según entiendo, y viviendo según comprendo. Acepto. O no. Sabes. La atención, la comprensión, el cariño, la compañía. No brotan del piso.

Cuesta mantenerse de pie luego de tanta paliza, y no es lo mismo caer mirando al vacío, que caer sostenido por quien elije estar a mi lado. 

Veo porque miro, y miro porque veo que puedo mirar. Escribo porque siento, soy y estoy.

Vos me ves?!

No me escucha.

Soy a penas una voz.

Un cuerpo ocupando un espacio. Estando.

Pude llegar en partes a partes, pero siempre corro el riesgo de que sea destructivo.

Siempre parece haber un péndulo con un hilo muy fino sobre el cual debo moverme sin caer.

Tenes fiebre?!

Las ilusiones llenas de vanidad y esperanza, cargadas de incertidumbre e inseguridad, no se construyen, se alejan. Rompen con todo en sutil y pura hostilidad.

Todos caemos. 

Como si fuera un obligado ciclo orbital.

La gravedad del asunto?!

Hablar sólo. Hablar solo. Sólo hablar.

Como estás?!

Desearía abrazarte más tiempo.

Besarte más seguido.

Me estas escuchando?!

Como quieras.

Un satélite.

Hace tiempo imagino que ésta tensión se vuelve intensidad y el calor crece y florece, desde adentro hacia afuera.

Como surge todo, de la ficción de lo sensible. 

Aquello que esconde.

Se esconde.

Me ve?!

Me respondo, como en una fábula dialéctica, "que no te importe lo que no importa!"

Esperando en realidad, que me escuche y que me hable, con mayor sinceridad.<


El viaje del que se queda (Tercera parte) - Maximiliano JB Félix

09.01.2016 02:25
Bajo el mismo cielo (III)
 
Amaneció el sueño con la media mañana y el café. En pleno desayuno solitario llego su imagen con un baúl de pequeños recuerdos. Los primeros del día. . . Un pin pong de preguntas entre canela y vainilla al despertar, acompañadas de miradas intensas y sonrisas tan brillantes como el sol. Los alientos fuertes como el desayuno próximo a venir, y ahí, sobre el colchón, la sentencia de quién sería hoy, el que sirva el desayuno.
 
Arribó al destino siguiente, cruzando las fronteras del norte, la altura era complicada, pero tampoco mortal. El lugar era bonito, y entre postales, su sonrisa cobraba protagonismo, y ya no había más nada que hacer, quedaba subido al viaje del que se queda. Pensando en todo lo que extrañaba, y porqué. Porque su mirada era benéfica y sagaz y su sonrisa cómplice y precisa.
Porque ponía en mi la mejor sonrisa, hacía del tiempo un gran puñado de momentos profundos, intensos, cargados de vida, de estados, de magia. . .
 
Eran grandes sacudones los que se vivían por esta parte del viaje, mientras, sucedía el tiempo normal, que pasaba más lento, y yo girando, visitando gente, recorriendo la ciudad, viendo su figura en cada lugar, en cada movimiento me cruzaba una postal de nuestra compañía, de nosotros allí, abrazados en un recuerdo imborrable, y en uno de esos recorridos, fue que me detuve a ver el cielo, el menguar de la luna y la brillante platea de estrellas. . . y ahí recordé, que seguíamos tan juntos como siempre, que sólo nuestros cuerpos se habían separado por un tiempo, pero que no había distancia que pudiera con nosotros, mientras estemos bajo este inmenso cielo, que mientras así fuese, siempre sería el mismo suelo. Nuestros sentimientos no sabían de fronteras.
A partir de ese entonces, extrañar era distinto, luego de algunos ratos, se transformaba en risas de micro memorias anecdóticas, como la de oírnos gritar”Saimón Saimón” o andar mojados por la lluvia, huyendo entre risas de las tormentas. La de pensarnos en silencio echados sobre la falda de un río. La de nuestro mejor trío, juntos con la luna. La de los ataque golosina, o los antojos anti-bajón. La lectura bajo la parra, o cocinar para sus amigos. Nosotros de mil maneras, desde chicos, hasta ahora.
Dormir era cada vez más interesante, la propuesta de los sueños era cada vez más feliz y siempre quedaba despertar, bajo el mismo cielo, en el mismo lugar.

 

El viaje del que se queda (Segunda parte) - Maximiliano JB Félix

08.01.2016 04:58
Los días (II)
Desperté, con ganas de volver a ese último abrazo.
Otro día, uno nuevo, lleno de expectativas truncas embestidas por la sentencia de una pasajera soledad.
Nada era verdaderamente tan malo. Había comunicación que anunciaba el arribo al primer destino, donde otros corazones también extrañaban, pero yo no podía dejar de pensar, que nadie extrañaba como yo.
Postales bonitas casi tanto como su sonrisa que yo tanto quería, llegaban a ventanas digitales.
Ganaba la ansiedad al entrar la media tarde y se dibujaban los rincones con sus gestos, cada espacio planteaba cada vez más fuerte la incógnita de tanto sentir: ¿De qué manera había sucedido? Ahí estaba yo, subido al viaje de una aparente interminable espera.
Ese anochecer tuve la necesidad de oír esa canción, la que habla de los días, en voz dulce y de rostro luminoso, como el que yo tanto extrañaba.
Llego la noche, y a pesar de haber encontrado que hacer, algo faltaba.
Nada malo había en el resto de la gente, pero definitivamente, nunca era lo mismo. Yo necesitaba de esa piel, de esa mirada.
Otra vez el sueño traería bienestar, para comenzar nuevamente otro día, entre los días.
 
Este despertar trajo otra nostalgia, había bajado la temperatura y los abrazos eran más que oportunos, pero esos abrazos, no cualquiera.
El tiempo de a ratos corría lento cual caracol de verano, mientras yo me metía en las profundidades de los recuerdos que se reproducían tanto como los anhelos, y otras veces,el tiempo corría ligero como las lluvias de primavera en bicicleta, y casi, casi me hacía creer que todo había pasado, pero siempre llegaba el ocaso, y mis brazos buscaban ese abrazo.
Pronto seguiría rumbo a su gran destino, allá cruzando la frontera, mientras yo acá, cruzando los dedos. De todos modos, a pesar de tanto extrañar, podía sentirme feliz, había un reencuentro que nos prometía mucho más, con más historias, y con la fuerza acumulada de toneladas de abrazos a punto de desenfundarse.
La noche otra vez hacía de cada minuto un nervio, la ansiedad de ese reencuentro, la nostalgia de la partida. Lo bueno, lo mejor, fue saber, que en ese viaje, también iba yo, entre lindos pensamientos. Reía de nervios y felicidad, y lloraba de ansiedad y deseo. Había que bancársela, y eso hice, aguantar, deseándole el bien, pidiendo que lo disfrutara y que por favor se cuidara mucho, pues claramente, acá había un corazón a su espera.
Las charlas a la distancia sólo lograban acercarnos más. Nos alentábamos a despejarnos, y a no colgar en el vaivén de la nostalgia, cosa que al parecer, cada día se volvía más complicada.
Acá, en una rutina dispar, yo sólo quería el momento de su regreso y ese abrazo. . .
Pero para entonces, los días debían pasar, mientras tanto, curioso de las nuevas postales que estaban por asomar, me preparaba para soñar. Siempre quedaba lo bueno de soñar, y volver a despertar.
Porque ambos sabemos: “Los que despertamos somos la pesadilla de los que todavía duermen”
1 | 2 | 3 | 4 >>