Creer y crecer.
No, no quiero crecer. Me reniego de madurar. Pero todo el alrededor me obliga, todo me encierra en un solo camino. Crecer.
Yo quiero seguir creyendo que mi viejo es un gigante inmortal. Que las estrellas me miran cuando las miro. Que el guiso de mi casa es la receta más sabrosa del mundo. Que mis amigos siempre van a estar listo para ir a jugar. Que siempre estará el recreo para ver a la chica linda que me gusta. Quiero creer que los sueños pueden ser posibles, que la fantasía es una verdadera porción de la realidad. Seguir pensando que al llegar a casa siempre encontrare esa mirada, y ese calor. Que la lejanía es un chiste de mal gusto, que con mirar el cielo basta para adivinarle el final, y que eso le quita fuerza.
Que los cometas son gente espacial que pasa a saludar. Que lo fugaz es eterno. Que el reloj solo son agujas. Que las sonrisas valen más que el oro. Que los animales saben nuestro idioma pero se hacen los sonsos. Que la magia es verdad.
Quiero volver a creer en todo eso, y ser un inconsciente que solo sabe de amor.
Pero a creer debo agregarle una letra, y comenzar la oración con otra palabra.
Crecer, luego de creer fui viendo, y conociendo. Luego de crecer, volví a creer.
Hoy, me saludó un astronauta que paso cerca de la luna… yo y un montón de estrellas sonreímos a unísono. Sí, el burro adelante pa’ que no se espante.